"Quique dibuja la tristeza" · Los Hermanos Cubero

Konga recomienda

Cuando hablamos de canción popular española nos vienen a la cabeza melodías infantiles desde “Cucú cantaba la rana” o hasta jotas, boleros, seguidillas, habaneras… Cabe decir que el folclore español se compone de una serie de ritmos extendidos por toda la península que, con el tiempo, variaron haciéndose distintos en cada región. Una de las propuestas más interesantes de esta recuperación de las tradiciones son Los Hermanos Cubero. Enrique y Roberto Ruiz Cubero, tienen una manera muy particular de enfocar la música tradicional española, y es que la fusionan con las raíces americanas del country creando un sonido auténtico y personal. Su música es sencilla y emocional y se han convertido en un dúo de culto y referencia en el panorama actual.

El álbum que nos ocupa es una pequeña gran joya que no deja indiferente a nadie, porque no es ningún homenaje a raíces sino un retrato personal de Enrique Cubero, y es que todos los temas están dirigidos a Olga, su pareja, que falleció a causa de un fulminante cáncer. Así, abierto en canal, Enrique nos hace pasear por su proceso de duelo y sentimientos más profundos que gracias a la música ha conseguido hacernos llegar y, a través de sus letras, logramos entender la punta del dolor que nos canta, con ternura y pena pero también respeto y paz.

“Como las canciones iban a ser solo para mí, no tienen ningún tipo de censura” cuenta Enrique cuando habla del disco. Pero no por ello es de una intensidad exagerada. El trabajo es muy sincero y personal, sin llegar al drama en ningún momento. Es un proceso de aceptación que, sin ser del todo directo, nos regala unas letras devastadoras.

Ya te fuiste de aquí para siempre
Y a pesar de estar advertido
Nunca quise pensar en la muerte
Y el final nos llegó de improviso
Tantas cosas dejaste empezadas
Tantos sueños y anhelos pendientes
Hoy me pesan a mí en el alma
Son la carga que llevaré para siempre.
Fragmento de la canción “Un suspiro y un beso”.

"Quique dibuja la tristeza" · Los Hermanos Cubero

Desde el primer tema “El tiempo pasó” hasta el último “Me quedo con lo bueno”, hay un total de 11 canciones que narran ese proceso de aceptación de la partida de un amor que ya no está. Enrique intenta entender la pérdida a través de la música y nos lo regala, gracias a su hermano Roberto, quien empujó a Enrique para recoger todas estas poesías y editarlas en un álbum. Fue grabado en directo con la voz de Enrique, la mandolina de Roberto, Jaime del Blanco al violín y Oriol Aguilar al contrabajo, sin más elementos que esos, nada electrónico, atendiendo a la pureza del canto y a la emoción de este retrato del alma.

Los elementos country y bluegrass son notorios en todos los temas, pero sobre todo en la canción “Sonrisa inabarcable”, la segunda del disco, donde describe a Olga como un pilar en su vida y en la de su hija Abril.

La mayoría de las canciones son de ritmo pausado y muy sencillas y elegantes, pero nada melodramáticas. De hecho, algunas parece que te vayan a arrancar un baile (lento) pero te rompen con las letras. “No nos despedimos” nos cuenta la rapidez de los hechos, como Enrique ha quedado viudo de un día para otro: “nos queda una cuenta pendiente. No tuvimos el valor de despedirnos como habría sido conveniente” canta el autor.

La obra es sobrecogedora pero a la vez parece que te abrace transmitiendo mucha paz. Se te clava al escuchar cada palabra, te rompe en ciertos momentos pero siempre muestra un rayito de luz, que en los tiempos que vivimos no está nada mal. Es un álbum indispensable del que cabe destacar un tema para terminar, “Tenerte a mi lado”:

Hoy en el colegio dibujaron la tristeza
Y nuestra hija te ha pintado a ti
Yo sigo en un mal sueño y aún no doy crédito
Te estoy hablando y tú no estás aquí.

Dime qué haremos mañana
Seguro que ya tienes algún plan
Dime qué has pensado
Yo lo único que espero
Es tenerte aquí a mi lado al despertar.

Es muy complicado describir con palabras el disco que hasta la portada es el dibujo de su hija del que habla Quique en la canción anterior, e imposible escucharlo conteniendo las lágrimas y no sentirte identificado. Sin duda, Quique dibuja la tristeza.

Compartir: