Fred again.. y la humanización de la música electrónica

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Laura Gispert · Music Supervisor

La historia de la música la escribe quien aporta. Quien aporta elementos musicales innovadores a sonoridades ya repetitivas, quien aporta un estilo único entre un mar de similitudes, una voz sobresaliente ante tonos invariables… Y no es una tarea fácil conseguir destacar en una industria que no siempre (y cada vez menos) premia el talento.

Aunque la música siempre ha sido un vehículo para transmitir emociones, nos encontramos en un mundo donde la inmediatez se come cualquier proceso y situación, y nos aleja de lo tangible y lo emocional, de parar para sentir, de comprometernos con el momento en el que vivimos para disfrutar de algo que pueda permanecer. Al final, nos aleja de la sensibilidad emocional que nos proporciona el hecho de vivir las cosas en un entorno de calma y seguridad. Nos aleja del tiempo.

La electrónica, por mucho que pueda parecer contradictorio, es uno de los estilos musicales más emocionales. Siempre protagonizada por beats marcados a tempos variables, tiene un poder hipnótico que consigue entrar en los cuerpos, ya sea para amarla o para odiarla. Es uno de los géneros más estigmatizados, ya que de primeras suele generar un rechazo injustificado a oídos poco habituados, pero igual que a un fan del Pop quizá no le gusta todo el Pop, quizá no toda la electrónica es para ti. Si luego ya es un no definitivo, a por otra cosa.

La electrónica de ayer y de hoy

Para situarnos: consideramos a Kraftwerk los padres de la música electrónica moderna, una banda alemana que sentó las bases del techno y synth-pop con ritmos minimalistas y estética robótica transformando la percepción de la música como algo futurista, claro referente para grupos hasta 3 décadas más tarde. Nombres como Brian Eno, Aphex Twin, evidentemente Daft Punk, The Chemical Brothers, Moby, Skrillex, Carl Cox, Four Tet o Justice son escritores de la electrónica a lo largo de los últimos años, que han aportado a todos niveles consiguiendo destacar en un panorama cada vez más impersonal.

Y llegamos a «hoy». «Hoy» es un mundo hostil. El mundo del que hablábamos antes, donde la falta de tiempo nos aleja de lo emocional etc, etc. Bien. Pues como decía sabiamente Leonard Cohen, «there’s a crack in everything, that’s how the light gets in». Así que el «crack», en este contexto, se llama Fred Gibson, y se hace llamar Fred again..

Productor, compositor y multiinstrumentalista, Fred está acaparando el panorama actual con su estilo único que fusiona la electrónica con las emociones personales, buscando una interacción constante con el público y abrirse en canal. Así, consigue emocionar y hacer vibrar a millones de personas en todo el mundo con unos pads, una pantalla y mucha alma.

La liberación a través de la música

Fred saltó a la fama con su serie de álbumes «Actual Life», en los que samplea grabaciones de conversaciones, audios de amigos y voces de su entorno (muchas veces anónimas), para crear un diario sonoro emocionalmente crudo e íntimo. Su habilidad para capturar momentos reales a través de samples ha acercado la música electrónica a todos los públicos, devolviendo la emoción en el momento justo: un mundo post-pandémico con los ánimos por los suelos y los sentimientos enterrados.  De este modo, la técnica del sampleo alcanza un nuevo nivel, ya que deja de ser un simple recurso estilístico para convertirse en un elemento de conexión con el oyente. La música resultante consigue ser íntima y orgánica dejando atrás lo digital y automatizado y recuperando la emoción.

 

Su canción «We’ve Lost Dancing» con The Blessed Madonna, logró una conexión profunda con la audiencia y sigue siendo uno de los temas mas desgarradores de la electrónica de los últimos años. Analicemos la situación: en un momento donde estamos todos en casa viendo por la tele cómo se deforma el mundo, salen dos músicos a decirnos que «hemos perdido el baile». Y bailamos y explotamos. En este preciso momento todo el mundo puede empatizar con esta sensación porque, literalmente todo el mundo la vivió. Un grito a la expresión corporal y musical desde dentro de una jaula que nos permitió reconectar con la sensación de libertad.

Fred again..
Fred again..

Nuevas narrativas en la música electrónica

Conseguir crear una paleta sonora que te defina, es un reto muy difícil de alcanzar, pero Fred again.. propone fusiones de géneros con facilidad sin perder su personalidad. ¿Y cómo es posible mantener la esencia pura mezclando estilos y elementos tan variados? Encontrando un concepto común y siendo fiel a él. Me explico: el artista toma prestados elementos del pop, la música ambient, el R&B, el soul, el dance… siempre con un ojo puesto en la emoción y la vulnerabilidad (palabra clave, ahora lo veremos).

 

Al mantener siempre esa conexión conceptual buscando el hilo conductor entre géneros, nunca perderá su identidad. Por ende, esta fusión le permite, muy sabiamente, conectar con una audiencia diversa: desde amantes de la música electrónica más clásica hasta gente que simplemente quiere evadirse un rato.

Autenticidad y vulnerabilidad

De nuevo, vivimos en un mundo hostil a todos niveles. Ante una polarización social, política y económica, se nos presenta la oportunidad de -y me permito la referencia cinematográfica-, escoger pastilla azul o pastilla roja. La azul: entrar en una espiral de información que nos hará menos ignorantes, más conscientes, más comprometidos, quizá más infelices. La roja: obviarlo todo y evadirse para que no nos coma la vida. Yo tengo claro lo que haría, pero para aquellos que decidan tomar la roja, artistas como Fred again.. son el vehículo perfecto. Al abordar temáticas como la pérdida, el amor, la angustia o la amistad, las canciones invitan a cierta reflexión, y esto ha posicionado al artista como una figura clave en una generación que no solo utiliza la música como entretenimiento, sino también como un medio para procesar emociones colectivas, sobre todo en esta época post-pandémica donde intentamos buscar conexiones más profundas y auténticas. Fred captura la incertidumbre y la fragilidad emocional, reflexionando sobre estos temas universales. Vamos, que hay que tomar las dos pastillas y huir del individualismo puro y duro.

De productor a artista protagonista

Además de su trabajo en solitario, Fred again.. ha ganado notoriedad por sus presentaciones en vivo, donde transforma sus pistas emocionales en experiencias inmersivas. Su irrupción en la escena ha revitalizado la música electrónica, destacándose como una de las voces más originales de su generación.

 

Fred again.. ha trabajado con artistas como Anderson Paak, Obongjayar, Skrillex, FKA Twigs o Brian Eno (en un disco que es para llorar), lo que demuestra su habilidad para moverse tanto dentro del mainstream como en un mundo mucho más alternativo (véase la diferencia entre estas colaboraciones). Pero lo que realmente le distingue en el panorama musical actual es que ha logrado trascender el rol tradicional de productor para convertirse en un artista propio, con un enfoque único que le han posicionado como uno de los artistas más originales internacionalmente. Fred again.. ha conseguido aportar y, lo que es más difícil, seguir aportando.

El análisis: Actual Life 2 (February 2 - October 15 2021)

La vida actual. Sin rodeos. Lo cotidiano o cómo traducir en música las vivencias y emociones desde el 2 de febrero hasta el 15 de octubre de 2021. «Actual Life 2» es la segunda parte de la serie homónima del artista donde, conceptualmente, nos cuenta a través de 16 canciones fragmentos de su vida y de las personas que le rodean y le han inspirado.

Tomar la decisión de poner fechas en el título es una declaración de intenciones, ya que ubica de forma híper concreta estas emociones en un espacio-tiempo. La idea es documentar la vida real y los sentimientos genuinos, escribiendo un diario musical. Parece lógico que en un diario se muestren fechas, y así es. Este disco (como la primera y tercera parte), son un testimonio de su vida y plantean una escucha humana y honesta.

Fred again.. ha descrito su proceso creativo como una “búsqueda de la transformación de pequeños momentos de vulnerabilidad y belleza incluso en situaciones difíciles”, una mezcla de melancolía y esperanza, dando a entender que dolor y alegría pueden coexistir, creando una sensación de explosión de emociones.

A nivel técnico, podemos apreciar las técnicas de producción básicas en la música de Fred again..: samples vocales y texturas sonoras para componer capas etéreas, beats electrónicos y líneas melódicas simples pero con gran carga emocional, gracias a las letras, uno de los elementos en los que quizá nos fijamos menos, pero bien merecen un acercamiento. Por lo general, las canciones se componen de pocas frases que reflexionan sobre esa dualidad dolor-alegría, amor y pérdida, introspección y esperanza…, y consiguen epatar ante el oyente gracias a una conexión directa por ser sentimientos universales.

Los temas del disco

Siguiendo con el concepto de la cercanía y desnudez ante su público, cada tema lleva por título el nombre de la persona con la que mantiene ese vínculo o conversación o emoción (o lo que sea, pero le pone nombre). Este hecho personifica todavía más. Hay alguien detrás de ese sentimiento, detrás de esa voz. Es la humanización de la electrónica.

 

Uno de los temas más destacados del disco es «Billie (Loving Arms)», donde se repite la frase «put your loving arms around me», como un clamor desesperado por la conexión física más dulce y transparente que existe: el abrazo. Podría ser el tema que marca el tono del disco ya que para mí este disco es eso, un abrazo.

 

 

Otro tema interesante es «Catrin (The City)», donde Catrin (amiga de Fred) reflexiona sobre el caos urbano y cómo la ciudad a la vez acoge y consume. Nos puede llevar a una reflexión más profunda de la situación actual de vivienda y trabajo que sufren sobre todo las generaciones más jóvenes. Aunque obviamente la canción no profundiza, el hecho de plantear el tema nos lleva a pensar en la conversación que quizá habría detrás entre Fred y Catrin. ¿Es posible salir de las espirales urbanas a las que parece que estamos destinados? ¿Hay otras alternativas que nos permitan vivir de una manera más agradable, más humana? Un tema en sí mismo.

 

«Tanya (Maybe Life)» refleja la incertidumbre de la vida, la complejidad, lo impredecible… Y estructuralmente el tema también parece que se vaya a desmoronar en cualquier momento, lo que refuerza la idea de la vida como algo efímero, que no sabemos dónde nos va a llevar. Pero vamos a aprovechar el camino porque «maybe life ain’t as bad as it seems», dice Tanya. Pues igual no…

 

Para darle un toque luminoso al disco, que también lo hay (menos mal), tenemos a «Hannah (The Sun)», que sugiere ya un poquito de optimismo, hablando de la luz del sol como símbolo de esperanza. La producción es mucho más ligera con sonidos cálidos y abiertos. Podemos ligar las reflexiones de Hannah con las de Tanya y, en definitiva, resumir la dualidad tanto del disco como de la vida que Fred propone en este álbum y sentirnos inmersos en su mundo creando un paralelismo con nuestras propias experiencias.

Escuchar cada tema del disco prestando atención a las letras y a todas las capas musicales y elementos envolventes es toda una experiencia. Sin esfuerzo conseguimos conectar, y con esfuerzo, emocionarnos. Apreciar la construcción de cada tema como un río azul con afluentes de colores, cuyo caudal crece y crece mientras los colores se entremezclan, hasta desembocar en un mar catártico. Y cada color es una emoción, y cada emoción brilla con las demás, coexistiendo y abrazándose entre ellas. No hay amor sin pérdida, ni pérdida sin dolor, ni dolor sin cariño, ni cariño sin esperanza. Y esto sería «Actual Life 2», una amalgama de colores que se dan la mano igual que las emociones lo hacen dentro de nuestros cuerpos a diario, aprendiendo a convivir como conviven mil texturas en una canción. Eso nos construye.

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