Entrevista con Alan Lazar, CEO de Luminary Scores: «El futuro de la música dependerá más que nunca de la curaduría humana»

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A día de hoy, entre el 40 % y el 50 % de la música que escuchamos en televisión, cine y streaming es production music, y sellos como Luminary Scores son algunos de los protagonistas de este asentamiento en el mercado de la música global. Un delicado equilibrio entre creatividad, colaboración con compositores galardonados y decisiones estratégicas que ahora los retos que plantea la inteligencia artificial.

Hablamos con Alan Lazar, CEO de Luminary Scores, sobre cómo se crea, supervisa y hace evolucionar un catálogo de música de producción de clase mundial, y sobre el futuro de la música en la era de la IA.

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¿Qué diferencias percibes en Estados Unidos en comparación con el mercado español o europeo en cuanto a cómo se valora este tipo de catálogo de Production Music? ¿Está más integrado en la industria audiovisual?

La production music se utiliza ampliamente en televisión, streaming, cine, publicidad, contenidos en línea y mucho más, en todo el mundo. Formo parte del Consejo de la Production Music Association aquí en EE. UU., y hace algunos años realizamos una encuesta utilizando la tecnología de BMAT para medir la proporción de production music utilizada en las emisiones. Nuestros colegas del International Production Music Group en Europa realizaron estudios similares, y ambos hallaron que aproximadamente entre el 40 % y el 50 % de la música emitida a nivel mundial es production music. Es un porcentaje muy alto, que refleja la calidad, la variedad y la facilidad de uso que representa este tipo de música hoy en día.

Sin embargo, existen diferencias en materia de licencias entre Estados Unidos y Europa. En Europa, tanto los derechos de ejecución pública como los derechos mecánicos de la production music suelen ser gestionados por entidades como SGAE, SACEM o GEMA, y muchos radiodifusores o plataformas adquieren licencias globales a través de ellas. En Estados Unidos, nuestras organizaciones de gestión (BMI, ASCAP, SESAC) solo otorgan licencias de derechos de ejecución pública.
Las licencias de sync (sincronización) se gestionan de manera independiente y, a diferencia de Europa, no suelen adquirirse a nivel de cadena, sino por programa o por productora. Además, en EE. UU. no se pagan regalías mecánicas por los usos audiovisuales. Como resultado, aunque las tarifas de sincronización pueden ser más altas aquí, las regalías totales en Europa suelen ser mayores, ya que incluyen los derechos mecánicos.

Muchos de tus compositores trabajan regularmente en grandes proyectos (series de prime time, películas de Hollywood). ¿Qué diferencias encuentran al crear música específicamente destinada a un catálogo de Production Music?

Por experiencia propia, existen diferencias significativas.
Cuando se compone música para imagen, los elementos visuales y la historia influyen profundamente en cada decisión musical. En cambio, en la production music, compones desde una hoja en blanco, creando pistas que podrían servir para una gran variedad de proyectos audiovisuales futuros. En cierto modo, es más desafiante, pero también más liberador.

La composición para cine y televisión también es un proceso altamente colaborativo: directores, productores, montadores y ejecutivos aportan su visión, y parte del trabajo consiste en “traducir” sus ideas al lenguaje musical, lo cual a veces puede volverse político.
Componer para un catálogo de production music suele ser un proceso más directo, con menos personas implicadas, normalmente una o dos con criterio musical en el sello.

Los presupuestos son otro factor: los proyectos de cine y televisión suelen disponer de más recursos, lo que facilita grabar músicos en vivo y elevar los valores de producción, mientras que la production music debe operar con estructuras más ajustadas.

Aun así, moverse entre ambos mundos es enormemente enriquecedor: las lecciones aprendidas en uno fortalecen el trabajo en el otro.

La IA está empezando a generar música a gran escala. ¿Consideras que la IA es una amenaza o una herramienta complementaria dentro de un sello como el tuyo?

Mucha gente está preocupada por la IA, y con razón. Creo que algunos segmentos del mercado sentirán su impacto. Dicho esto, los usuarios de música deben ser conscientes de los desafíos legales: la Corte Suprema de EE. UU. ha dejado claro que la protección de derechos de autor solo se aplica a obras creadas por humanos.
Si una pieza musical no puede registrarse con copyright, no puede licenciarse adecuadamente, lo que genera riesgos legales para cualquiera que la utilice en una producción. Por esa razón, creo que las cadenas, plataformas y cineastas serán prudentes a la hora de incorporar música generada por IA, especialmente cuando existe tanta música humana de gran calidad disponible.

En Luminary Scores, nuestro catálogo está compuesto exclusivamente por compositores humanos galardonados: artistas nominados o ganadores de Emmys, Grammys, Óscars y otros premios prestigiosos. No me preocupa que la IA compita con ese nivel de arte.


Donde sí veo un gran potencial es en las herramientas impulsadas por IA: descubrimiento, búsqueda, apoyo al flujo de trabajo. Estas pueden ser enormemente útiles tanto para compositores como para editores y supervisores musicales.

¿Crees que, en este contexto, la curaduría y supervisión humana jugarán un papel más crucial a la hora de seleccionar, guiar y dar coherencia a un catálogo?

Absolutamente. La música es, en esencia, una cuestión de emoción; y los seres humanos sienten, mientras que la IA solo reconoce patrones. Esa capacidad humana de sentir siempre será central para la curaduría, la supervisión y la configuración de un catálogo.

Mi hija de 14 años, que está creciendo en plena era de la IA, detecta enseguida cuando algo suena “falso” o inauténtico. Creo que la sensibilidad de su generación hacia la autenticidad nos da motivos para ser optimistas respecto al futuro.

Se habla mucho de la democratización de la música, con la creación cada vez más accesible para más personas. ¿Hasta qué punto es positiva esa democratización y hasta qué punto podría trivializar la creación musical?

En general, creo que la democratización es positiva: cuantos más talentos podamos incorporar a la industria musical, mejor. Pero hay una contrapartida: la tecnología puede hacer que sea tan fácil generar algo “que suene bien” que los jóvenes compositores se vean tentados a saltarse el trabajo profundo de dominar la teoría, los instrumentos y la arquitectura de la melodía, la armonía y el ritmo.

Esa facilidad de acceso contribuye al enorme volumen de contenido que inunda plataformas como Spotify y Apple Music, más de 100 000 pistas nuevas al día, lo que dificulta que la verdadera calidad destaque. En el pasado, las discográficas actuaban como filtros o guardianes, asegurando un cierto nivel de calidad antes de que la música llegara al público.
No obstante, espero que los potentes motores de búsqueda basados en IA evolucionen para ayudar a los oyentes y supervisores a encontrar las verdaderas joyas dentro de este aluvión de contenidos.

Luminary Scores ha publicado más de 200 álbumes. ¿Cómo mantenéis un catálogo fresco y distintivo en el sector?

Me enorgullece decir que alcanzaremos los 300 álbumes a principios del próximo año. Cada compositor con el que trabajamos cumple nuestro alto estándar: ser nominado o ganador de un gran premio. Ese compromiso con la excelencia es lo que mantiene el catálogo fresco.

También somos muy intencionales en mantenernos alineados con las tendencias actuales de la música para cine y televisión. Mi labor en las Academias de Grabación y Televisión, escuchando, nominando y votando para los Emmys y Grammys, me mantiene muy cerca de la mejor música nueva que se crea en todo el mundo.

A medida que Luminary Scores ha crecido, cada vez más compositores de clase mundial se acercan a nosotros con ganas de contribuir. Ese flujo constante de talento de alto nivel garantiza que nuestro catálogo no solo crezca, sino que evolucione.

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