«SUSPIROS» · Daniel, me estás matando

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La sensibilidad de Daniel, me estás matando.

Ya era hora de reivindicar a los artistas latinoamericanos que han conseguido llevar la canción melódica y folclórica a otro nivel. Iván de la Rioja y Daniel Rivera introducen al mundo el boleroglam, un género delicado, elegante, que se basa en raíces para buscar futuro.

Tras publicar varios singles, Daniel, me estás matando nos regalaron su primer trabajo “Suspiros” en 2019, un álbum que recontextualiza el cancionero latinoamericano con una mirada contemporánea.

Lo primero que llama la atención del grupo es sin duda el nombre. Ellos mismos aseguran que querían un nombre de telenovela dramática, de “película vieja llena de drama”. Concepto desde el principio. Sus letras y melodías también trasladan a ese mundo de sentimientos de antes, o mejor dicho, sentimientos de siempre. Nostalgia revisada para no perder de vista lo que siempre ha sido el amor.

Es interesante como los dos músicos hacen “un poco de todo” en “Suspiros”; trabajan con artistas como Silvana Estrada o El David Aguilar, gente que actualmente está aportando unos puntos de vista muy interesantes a la industria musical contemporánea. Tocan géneros como la cumbia (en “Adiós, adiós”) o el folk americano (“Fúgate”) y todo basado en elementos propios de la electrónica fina.

El disco tiene 4 suspiros: “Primer Suspiro”, “Suspiro acuático”, “Le Soupir” (una locura en francés) y “Suspiro enamorado”, cuatro tracks de segundos que vertebran el trabajo de forma conceptual.

Empezamos con “Te fuiste a tiempo”. A priori, un bolero puro con base de percusión y una guitarra acústica tocando una melodía preciosa acompañada de una buena letra dramática. Pero ojo, si nos fijamos, los elementos electrónicos están presentes todo el rato: sintetizadores de base, teclados que acompañan los coros muy ecualizados y una voz principal con filtros que nos llevan al mundo retro que ahora resulta ser tan moderno…

La colaboración con Álex Ferreira fue uno de sus primeros singles, “Diez pasos hacia ti”, una declaración de amor en toda regla, una oda al beso que empieza con percusión clásica de bolero y va introduciendo todos los elementos que irán apareciendo a lo largo del track intermitentemente. El teclado que acompaña a la maravillosa voz de Daniel y Álex es el elemento electrónico filtrado en este caso, con algunos samples de trompeta y coros que podrían haberse sacado de una balada de Machín.

Me hacías temblar así
Como la luna sobre el agua
Y entonces me solté
Para abrazarme a tu mirada
Y así te descubrí
Pero en un beso fue que yo te conocí

Fragmento del tema “Diez pasos hacia ti”

Cabe destacar la “Canción acuática” en la que colabora El David Aguilar, un cantautor mexicano que compone y canta “canción libre”. Ahí está la magia de esta colaboración, que es libertad absoluta. Se desmarca totalmente de lo que hemos escuchado hasta ahora sin perder la esencia. Hasta recuerda un poco a la banda argentina Soda Stereo en algunos casos. Y da paso a “Fúgate”, una de las joyas del trabajo de Daniel, me estás matando.

“Fúgate” es un canto a la libertad a través del amor. Un vals desgarrador con cuatro acordes que desde un inicio te atrapan sobre una base granulada que emula un vinilo. Podría ser un paralelismo de esa voz de la experiencia que canta poéticamente a las vidas jóvenes para que vivan, se fuguen, sean felices.

Fúgate
La vida es más de lo que ves por tu ventana
No tengas miedo de nacer cada mañana
Fúgate y ten el valor de ser feliz

Fragmento del tema “Fúgate”

Y llegó la cumbia. “Adiós, adiós” es muy singular y festiva, con los elementos disco claramente marcados a lo largo de toda la canción. Podríamos decir que en una batidora hemos metido a Wham!, la cumbia de Celso Piña o Totó la Momposina, un poco de Earth Wind & Fire y una pizca de Inner Circle (los coros son un guiño a “Sweat (A La La La La Song)” ¿no?) y nos saldría esta maravilla llena de reverbs y ritmo, junto a un poema de los años 50. Wow.

“Hay cosas” y “Quisiera” son las dos últimas colaboraciones del disco, con Marco Mares y Silvana Estrada, dos cantautores también mexicanos que están aportando esa frescura al folclore del país más allá de Natalia Lafourcade. Dos boleros donde la letra es el elemento principal. La voz de Silvana Estrada es lo más dulce del disco, sin duda.

Para terminar de tocar todos los palos, necesitábamos un poco de jazz. “¿Qué se siente que me gustes tanto?” es otro bolero al uso, pero tiene un pequeño solo de clarinete que le da ese toque especial y lo diferencia del resto de tracks del disco. Es un buen tema que sirve de puente para la última canción, un master de 9 minutos que resume todo lo que hemos estado escuchando hasta el momento: bases sintetizadas que remiten a ese tono acuático del segundo suspiro. Un piano limpio que crea el contrapunto perfecto entre lo clásico y lo nuevo. Unos cambios de tempo ligados a la canción libre de El Aguilar. La poesía en las letras y recurrentes coros de fondo recuperados de “Diez pasos hacia ti”. Las voces del “Primer Suspiro” que se incorporan para, poco a poco, ir llenando los auriculares de sonidos a priori inconexos pero que de alguna forma te nublan un poco el alma hasta un silencio en el quinto minuto. Y de repente, una versión de estudio de “Diez pasos hacia ti”. A todo este último show auditivo lo llaman “Qué casualidad. Parte 1”. Por favor, que pronto haya una parte 2.

El carisma es lo único que machaca la belleza, pero en este caso, igual que se han fusionado dos géneros totalmente opuestos, ambas características se juntan para crear un trabajo bellamente carismático.

Escucha nuestra playlist "In Style Of: Daniel, me estás matando's Suspiros"

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